El culto al cuerpo en sus orígenes es algo que la gente tacha de necesario, sano e incluso pesado, a pesar de esto último un tanto por ciento bastante pequeño de esa población dispuesta a practicarlo decide , por diferentes motivos , quedarse y seguir . Pasa el tiempo y entonces llega el día , a menudo con los primeros resultados satisfactorios , que le empieza a gustar y se aficiona. Hasta aquí todo es agradable , saludable y beneficioso tanto física como psicológicamente , pero como todo castillo, esto también tiene su cuarto oscuro . Queriendo avanzar más rápidamente en tu camino , empiezas por tomar el típico batido de proteínas , cuando la primera vez que vistes a alguien tomarlo pensaste poco más que era un drogadicto y que hacia “trampas” , pronto le siguen los aminoácidos , esas pastilla de 2g que tragas con dificultad recordando aquellos tiempos en los que un gelocatil te provocaba arcadas , luego la creatina, seguidamente la glutamina y podría seguir suplemento tras suplemento hasta mencionar la larga lista que encontramos en el margen izquierdo de cualquier tienda de suplementos on-line . Después de esto , empezamos a fijarnos en la dieta , quizás por la reflexión de ese cóctel sin sentido de suplementos o quizá por un nuevo intento de mejora. Inevitablemente para una persona de musculatura verde , esta combinación pronto trae sus frutos y efectivamente el cuerpo del usuario empieza a cambiar , siendo esto de mucho agrado para el mismo. Pero claro esto no dura eternamente, ya que sino dejaríamos por debajo al mismísimo Ronie Coleman en un par de años, y queremos más y más rápido . Miramos a los compañeros que pesan 20kg más que nosotros y en medio de una admiración mezclada con envidia queremos estar cuanto antes a su nivel, entonces aparece la palabra prohibida , la más desdichada, la que más miedo y desprecio levanta entre los ajenos y fieles al culturismo : la química .

En un intento de desestimar su uso es posible que pretendamos ignorarla, pero esa idea te sigue volviendo cada cierto tiempo, éste , pronto se hace más pequeño y finalmente te decides. Entonces intentas informarte , muchas son las fuentes por las que te se presenta la información y desgraciadamente la mayoría de esta es incierta y mediocre , pero no más que tus preguntas : ¿Me puede pasar algo?¿No hay nada que me asegure al 100% que no tenga efectos secundarios?¿Hace falta que me pinche, no puedo hacerlo oral?.....Aunque sabes todas las respuestas, intentas auto convencerte buscando tal vez la frase “Si tranquilo que con esto no pasa nada” , lo más gracioso es que muchas veces la hallas y tomas lo que algún tipo “entendido” se le acaba antojando. Este proceso continua arrinconando ese miedo inicial y subiendo la escalera de riesgos cada vez más hasta que se presenta alguno de los muchos problemas posibles.
Hasta aquí hemos hecho un recorrido desde el primer batido, hasta posiblemente superar el gramo de testosterona por semana y de que nos damos cuenta? Pues que estamos como al principio, con la misma ansia, con la misma obsesión , vivimos en la locura. En mi caso no me ha hecho falta llegar a ese extremo, para darme cuenta de que existe una obsesión naciente en mi mente que va creciendo día a día ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario